07-02-2011

Hoy damos vueltas alrededor de un inusual criterio antológico para acoger poetas. Presentamos un libro que Visor editó hace nada sobre «Poetas prostitutas chinas», recorriendo siglos y siglos de accidentadas y difíciles existencias que dejaron su huella en trocitos de un hermoso lirismo más allá del arroyo. Seguimos la trama de «El color de la infamia», del cairota Albert Cossery para comprender un poco mejor la brillante revuelta popular de Egipto. Nos planteamos una hipotética utopía demoledora, con J. Rodolfo Wilcock, que nos presenta a Aaron Rosenblum y su mundo que propone un retorno al tiempo previo a 1580. Un autor iraní que nos fascina se pregunta en «La lechuza ciega» si las cosas existen en realidad o no, y nosotros buscamos la respuesta en las eternas dudas creativas de Charles Fort. Por si acaso, no dejamos de ecuchar también al fabuloso Nasrudín y sus jocosas historias. Mario Satz sigue con la compañía de prostitutas orientales, en este caso, de Japón, para hablarnos del poder enamoradizo de la nuca. Nos hacemos eco de la detención de uno de nuestros escritores rusos vivos que mejor nos caen, Edward Limónov y nos preguntamos cómo es posible que en Egipto las momias alcancen una capacidad de perpetuación tan poderosa y enganchosa como la del decadente faraón mubarak. A mitad de camino, nos quedamos sin luz. Recurrimos a nuestra reserva de energía interior… y seguimos adelante.

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