16-07-2012

Después de darnos cuenta de que estamos entrando en un tiempo extraño y determinante, nos envolvemos en nuestra capa sónica y visitamos a Leopoldo María Panero en la primera parte de la entrevista que le hicimos en los noventa; nos hacemos una idea de lo convulso de la historia reciente de Grecia con un breve relato de Dimitris Calokiris; recordamos al viejo autor serbo-croata Milovan Djilas preso en las cárceles de sus antiguos compañeros yugoslavos; acudimos a la aparentemente cristalina certeza de que el dolor puede tener la misma entidad sustancial para todos los seres dotados de sistema nervioso, tanto para animales humanos como para el resto: Kepa Tamames nos aclara este punto; iniciamos al fin un acercamiento al gran olvidado Rafael Barrett, autor santanderino pero paraguayo de adopción y sentir: nos acercamos a su figura y a fragmentos ultrabreves de su obra a través de una semblanza del factótum electroduende Santiago Alba Rico, quien nos habla de la afilada y fulminante trayectoria de Barrett en el anarquismo paraguayo (la semana que viene leeremos algunos de sus textos); aún dejamos caer un desenfadado y mortuorio apunte de Guillermo Arriaga, antes de pasar a la presentación de Pedro Olalla a su «Historia menor de Grecia», donde nos explica las motivaciones humanistas de su trabajo (en adelante iremos trayendo algunas de estas lúcidas diapositivas de lo heleno); damos por fin la sorprendente respuesta de Freud a la solicitud del deliciosamente extravagante Groddeck a ser incluido dentro de la secta psicoanalítica y terminamos con unos cuantos acerados poemas de resabio bladerrunneriano a cargo de Julia Piera. En nuestra mente estaba empezar a enhebrar un traje radiofónico a través de la figura de los sastres en la literatura, la anarquía, la magia y la incertidumbre, pero ante el riesgo de dejaros con las medidas a medias, entre retales desiguales, lo dejamos para la semana que viene.

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