13-08-2012

Cerramos hoy nuestro tríptico dinamitero. Nos observamos caminar con la bomba en las manos, escuchamos al nihilista contemporáneo Albert Caraco, terminamos el recorrido por los autores rusos que vivieron en el auge del nihilismo ruso del XIX, nos iniciamos en la confabulación de «Los justos» de Camus, conocemos a Félix Fénéon, un peculiar redactor de sucesos y anarquista dandy-bombista, escuchamos las inquietantes observaciones de Hakim Bey sobre la policía y sobre Louis Lingg, nos preguntamos por dónde hallar ahora a herejes similares y miramos hacia la cárcel: leemos la carta de despedida de un preso anarquista -Francisco Ortiz- que se sucicidó en la prisión de Badajoz en el 2003, nos preguntamos con Burroughs sobre la vida de ultratumba, tratamos de saber más sobre la corriente que animó el nihilismo ruso y sus tentáculos hasta nuestros días a través de «los emisarios de la nada»… Y con todo ello, oímos unas palabras más de nuestra añeja entrevista a Leopoldo María Panero y seguimos con la lectura de poemas de nuestro recién desaparecido amigo Carlos Iguana. Con todo ello regresamos de este viaje agitado. Y al final resultaba que la nada tenía un rostro sonriente.

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